La mayoría de los jugones ya conoce todo un clásico como Ciudadelas, no tantos son los que conocen Mascarade. Pero como veremos después, no puede haber dos juegos más opuestos.
¿Por qué digo entonces que son similares? Pues por dos motivos. El primero, que tienen al mismo autor: Bruno Faidutti. El segundo sólo se puede entender tras revisar en detalle ambos juegos, así que lo dejo para el final del artículo…
Mascarade, el arte del faroleo
Mascarade apareció en 2013, y si bien no ha tenido tanto éxito como su hermano mayor, ha conseguido su pequeña dosis de revolución.
Porque la verdad es que me cuesta bastante identificarlo como un juego de mesa. Incluso como un juego de cartas.
Para que todo el mundo me entienda, por una vez y sin que sirva de precedente (no suelo hacerlo), voy a explicar la mecánica.
Al comenzar la partida cada jugador recibe 6 monedas de oro, siendo el objetivo llegar a 13 (o a 10 si tenemos a determinado personaje). Entonces se reparten los roles: cada jugador tiene una carta de personaje que ve todo el mundo, y se colocan otras dos sobre la mesa.
Durante el primer turno empieza el baile de máscaras: cada jugador intercambia su carta con la de otro jugador o con una de las de la mesa, boca abajo. El truco consiste en que no tiene por qué realizarse el intercambio, ya que el cambio se realiza bajo la mesa, sin que nadie (ni él mismo) lo vea. Así que yo puedo haber cogido la carta de un jugador, hacer como que la cambio por la mía, y devolverle la que ya tenía. De forma que nadie puede estar realmente seguro de qué personaje tiene cada uno a partir del turno 2, cuando empieza el festival de faroleo.
A partir de este turno 2, los jugadores pueden realizar una de las siguientes 3 acciones en su turno:
- Intercambiar su carta, igual que en el turno 1.
- Mirar su carta: perdiendo el turno sólo en esto, pero sabiendo a ciencia cierta qué carta posee, al menos hasta que le vuelvan a hacer el lío.
- Anunciar su personaje. Y ésta es la clave del faroleo.
Porque cuando anunciamos un personaje (que puede que tengamos o no), se activa su poder especial, que se va a aplicar siempre salvo que otro u otros jugadores digan que eso no es cierto, en cuyo caso enseñan sus cartas y sólo aplicará el poder el jugador que realmente posea al personaje mencionado, mientras que el resto pagará una multa.
![Mascarade Mascarade](https://www.tabernadebrottor.com/wp-content/uploads/2017/01/mascarade__opt.jpg)
Ya está, en esto consiste el juego. Lógicamente las dos primeras partidas (que duran minutos) los jugadores están algo perdidos viendo cuál es la mecánica y conociendo a los personajes. Pero en cuanto se le empieza a pillar el tranquillo el juego se convierte en una sucesión de mentiras y faroles constantes, sin nada que envidiar al mus en este sentido.
Si dudo a la hora de catalogarlo como juego de mesa o de cartas es porque se sale de todos los cánones, las reglas no pueden ser más simples, y el componente principal es social. Al final, que el poder de la reina sea coger dos monedas es anecdótico, más allá del nombre del personaje y de la ilustración de la carta (por cierto maravillosa). Lo mismo daría jugar con una baraja española de toda la vida, siendo una variante un poco más elaborada del clásico mentiroso.
Lo mejor
- La simplicidad de la mecánica, haciéndolo apto para todos los públicos.
- El número posible de jugadores, desde 2 hasta 13, haciéndolo perfecto para reuniones multitudinarias.
- El arte de las cartas: las ilustraciones son sencillamente magníficas. Unido al tamaño de éstas, hace que visualmente sea una gozada.
- La velocidad de juego: no hay posibilidad de parálisis por análisis, porque la estrategia se basa en el faroleo, no en las jugadas de los demás, y los turnos de cada jugador son necesariamente muy cortos, además todos participan en ellos.
Lo peor
- Debido al movimiento de las cartas, es sencillo que éstas se estropeen. Y como se estropee una, se jode el juego. Se hace indispensable una funda para ellas, y por su tamaño, no parece sencillo encontrar una adecuada.
- La excesiva simplicidad: tal vez los más jugones se aburran pronto de un juego que claramente se aleja de otros a los que estén más acostumbrados.
Que yo sepa, hay una expansión del juego que incluye nuevos personajes, pero no la he probado y, sinceramente, dudo que aporte nada nuevo, porque como ya he dicho Mascarade no deja de ser una versión más elaborada del mentiroso.
Resumiendo, un juego muy social, divertido y ágil, perfecto para llevar a cualquier fiesta o reunión multitudinaria.
Ciudadelas, un clasicazo
Pues sí, el hermano mayor de Mascarade apareció en el 2000, hace ya 17 añazos, y no me tiembla el pulso al equipararlo con Carcassonne en el mérito de impulsar el boom de los juegos de mesa.
Para el que no lo conozca, Ciudadelas es un juego de cartas que consiste en ir construyendo una ciudad, habiendo cartas de localizaciones que se corresponden con 5 distritos posibles: eclesiástico, comercial, noble, militar, o una maravilla. Estos edificios y lugares tienen un coste de construcción, y pueden tener habilidades especiales para su poseedor.
La mecánica del juego consiste en una elección rotativa de roles, de forma que en cada turno los jugadores escogen en secreto una carta de personaje, teniendo cada uno un poder determinado.
El orden de los turnos depende precisamente de los personajes escogidos, siendo éste el componente principal para la estrategia de juego. Porque la correcta elección de los personajes es la clave para lo que podremos hacer durante el turno, y por ende para ganar el juego.
Pese a lo que pueda parecer de un primer vistazo, Ciudadelas no es un juego de recursos, ni siquiera va de construir potentes edificios o de acumular riqueza, aunque ése sea el objetivo para ganar. Porque en cualquier momento el ladrón puede robarnos nuestras monedas, o el asesino hacer que nos quedemos una ronda sin jugar, y contra eso no podrán nada ni nuestras maravillosas cartas de localización ni nuestra pila de monedas.
Lo mejor
- Reglas sencillas, que no le restan complejidad al juego.
- Aspecto visual muy cuidado.
- La duración de la partida, que no suele ser mayor de una hora.
Lo peor
- La posibilidad de quedarte sin hacer nada durante varios turnos, si vas ganando claramente y eres el objetivo del asesino.
- Es muy dado a la parálisis por análisis.
- El número de jugadores, pues va de 2-8, pero realmente sólo se le saca jugo siendo 5+. Con menos jugadores no funciona bien porque la mecánica principal (la del faroleo con los roles) pierde gracia.
Ciudadelas 2016
Siendo un juego tan longevo, es curioso que hayan salido pocas expansiones y ediciones. Precisamente porque ha funcionado bien desde sus orígenes, las únicas novedades que salieron fueron más cartas de personajes y distritos, en la expansión llamada The Dark City, que posteriormente fue incluida en la tercera edición del juego, sin cambiar la mecánica principal pero aportando variedad en las partidas.
Pues bien, hace apenas un mes ha salido la última edición de Ciudadelas (pronto saldrá en España). Que nadie se espere grandes cambios, el juego esencialmente es el mismo, sólo que ya incluye 27 personajes (8 de la edición original, 10 de la expansión y 9 nuevos) y varias cartas de distrito nuevas.
Las dos grandes novedades son las siguientes:
- Se incluyen listas de inicio de personajes y distritos únicos, preparados para que el juego tenga una dinámica distinta en cada partida, siendo menos agresiva, o más centrada en la construcción de edificios. Es un buen cambio, que adapta el juego a los gustos personales de cada grupo de jugadores.
- Las ilustraciones, que son todas nuevas. Evidentemente no cambia el juego en sí, pero para los que ya lo conocen, el choque visual está ahí.
En resumen, un juegazo, que si tantos años después se sigue editando es por algo. Apto para todos los públicos, perfecto para iniciar a nuevos jugones, y que satisfará también a los más experimentados. Una buena muestra de que por él no pasan los años es que sigue recolectando premios: por ejemplo el año pasado ganó el premio del público del XI Festival Internacional de Juegos Córdoba 2016.
¿Y dónde está la segunda semejanza entre ambos?
A simple vista puede parecer que estamos hablando de dos juegos completamente opuestos, con mecánicas muy distintas. Y es cierto.
Pero la segunda cosa que tienen en común es el motor principal de ambos: el faroleo. Porque donde Mascarade es dinámico y social, Ciudadelas es estratégico y mucho más denso, y sin embargo ambos se basan en el engaño con los roles adoptados.
Sin conocer el resto de juego de Bruno Faidutti, empiezo a ver que la marca de la casa es ésta.
Evidentemente hay una tercera semejanza, pero más visual que otra cosa, y es el trasfondo histórico. Mascarade es un baile de máscaras que transcurre en alguna corte medieval, y Ciudadelas es la construcción de una ciudad medieval. Muchos personajes aparecen en ambos juegos, siendo las ilustraciones parecidas.
No me atrevo a recomendar ninguno de los dos en particular porque sus objetivos son radicalmente distintos. Mascarade triunfará en eventos multitudinarios y con gente poco jugona, mientras que Ciudadelas se adaptará mejor a los grupos de juego habituales.
En España los distribuyen compañías distintas, Mascarade es de Asmodee y Ciudadelas es de Edge. Como es habitual, os dejo el enlace de Amazon [nota, en el momento de la publicación de este artículo aún no ha salido en España la versión 2016 de Ciudadelas, el link es el de la tercera edición]; ya sabéis que si lo compráis pinchando en estos links a vosotros os cuesta exactamente lo mismo, pero contribuis a mantener la Taberna (y yo os lo agradeceré invitando a una pinta).