Orgullo fan

No tenía pensado publicar más artículos hasta el año que viene, mientras voy procesando las múltiples respuestas que me estáis dejando en la encuesta que os compartí en el anterior (mil gracias a los que ya lo habéis hecho, y a los que no, aquí tenéis un link para la misma, ¡hacedlo que no os costará ni medio minuto!).

Pero recientemente he podido ver el siguiente vídeo, y me han entrado ganas de escribir al respecto:

@gizvoromero

Coleccionista ayuda. NOS HAN RIDICULIZADO en la Televisión autonómica de Canarias y engañaron al compañero @Lobo Arkero #tvcanaria #figurasdragonball #dragonball #dragonballz #dragonballsuper #aliexpress #banpresto #masterlise #ichibankuji #coleccionista #dbz #coleccionista #coleccionismo

♬ sonido original – Gizvo Romero

A modo de resumen, es lo de siempre: resulta que por ser coleccionista, por ejemplo de miniaturas, eres un inmaduro, un «niño-hombre», tienes el «síndrome de Peter Pan», etc. No han mencionado la palabra friki, pero sí «rarito». Lo grave, en mi opinión, es que lo han sacado en una televisión pública (de Canarias), y que han subrayado estos comentarios con la intervención de una psiquiatra «experta».

Así que, por mi parte, qué mejor forma de terminar el año que con un mensaje positivo y bien claro al respecto.

El estigma de siempre

No voy a echar espumarajos por la boca atacando a esta gentuza, porque sinceramente creo que es una simple cuestión de desconocimiento. Y porque, de todas formas, todos los que leéis esto estáis en mi mismo barco.

En su lugar, creo que es mejor orientar esto de una forma positiva. Sacando pecho como fan (que es un término que me gusta más que friki).

Me voy a referir al hobby de Warhammer como ejemplo, pero sentíos libres de extrapolar este mensaje a cualquier otra afición por la que se os considere fans.

Y es que nuestro hobby tiene un montón de virtudes que esta gente de la tele no es capaz de ver.

  • Estimula la creatividad, pues hay que tirar de imaginación para saber ver mas allá del plástico: yo no veo a un muñeco que representa a un marine, yo veo a un ángel sangriento que va a partirse la cara con un tiránido en nombre del Emperador.
  • Potencia nuestro sentimiento artístico, ya sea mediante la pintura o el modelismo.
  • Tiene un componente social muy fuerte. Como mínimo, necesitas a otra persona para poder jugar. Pero eventos como los torneos, clases de pintura, exposiciones, etc., hacen que sea casi inevitable hacer amigos. Luego profundizaré en esto.
  • Es un hobby sano donde lo haya. No hacemos daño a nadie, tampoco a nosotros mismos. Obviamente siempre hay excepciones que confirman la regla. No hablaré de los indeseables, prefiero quedarme con lo que representa la mayoría.
  • ¿Es caro? Sí, lo es, mucho. Pero puede que no más que otros hobbies. Con una inversión inicial ya tienes para semanas de entretenimiento, entre el montaje, la pintura y el tiempo de juego. Y poco a poco vas ampliando tu colección. Me gustaría ver si otros hobbies tienen la misma relación de retorno de diversión por euro gastado.

Por tanto, pese a que se ha avanzado mucho desde los tiempos en que ser un friki estaba mal visto, está claro que todavía hay (y sospecho que siempre habrá) una resistencia natural a normalizar nuestro hobby. Esta gente gris no es capaz de ver el mundo de colores en el que vivimos. Y nos ponen etiquetas para intentar explicar lo que no son capaces de comprender.

Lo de «niño-hombre» me ha sonado a rareza de museo, una especie de mujer barbuda de circo, si hablásemos de otros tiempos aún más oscuros. Por cierto, que tal y como hablan parece que sólo los hombres le diésemos a esto, como si no hubiese mujeres que disfrutan de este hobby como nosotros. Vale que son minoría, pero tal y como hablan parece que esto es sólo cosa de tíos.

Pero la etiqueta que más me ha chirriado ha sido el intento de clasificarnos como si fuésemos una anomalía psicológica.

El síndrome de Peter Pan

Aquí tenéis la definición que da la Wikipedia a lo que se presenta casi como una enfermedad mental, con su sintomatología y su tratamiento.

Yo no soy psicólogo, pero me parece peligrosísimo y de una irresponsabilidad enorme, y más en un medio público, el calificar a los coleccionistas como enfermos mentales que necesitemos tratamiento.

Porque, precisamente, puede que nosotros estemos mucho más cuerdos que la mayoría de la población. Y porque con la enfermedad mental no se juega. No se puede banalizar así como así, metiendo en el mismo saco a toda una comunidad sólo por tener un hobby «fuera de la norma».

Hablaré por mí mismo: yo no me niego a crecer, soy muy consciente de la edad que tengo, no en vano la sección en la que categorizo este artículo se llama como se llama. Tengo un hijo, sustento con mi trabajo a mi familia, y ayudo en la medida de lo posible a mi hermano minusválido y a mi abuela, anciana. Bastantes mierdas me tengo que tragar ya, y bastante responsabilidad cargo sobre mis hombros.

Es gracias al hobby, entre otras cosas, que mi mente se mantiene despierta y mi ilusión intacta. Que sé ver la magia que rodea nuestra vida y disfrutar de la compañía de mis amigos. Que puedo ver colores donde esta gente gris, aburrida y vacía sólo ve inmadurez. Que sé soñar estando despierto.

¿Peter Pan? Pues mira, resulta que, entre otras cosas, precisamente soy un gran fan de los parques Disney, y pocas veces he sido tan feliz como yendo con mi familia a visitarlos. Mi hijo se ha hecho una foto con Mickey Mouse, no con un tío disfrazado de ratón gigante. Con el puto Mickey Mouse. Si para él era real, para mí también lo era. Su sonrisa, desde luego, era muy real. Y yo, por cierto, me he hecho la correspondiente foto con Darth Vader, con Chewbacca y con el Mandaloriano. Y tan feliz.

No hay nada de inmaduro en imaginar, en soñar, en disfrutar de las historias y de los personajes. En disfrazarse, tirar dados, leer cómics, pintar muñecos o tener un sable láser de juguete colgado de la pared. En vivir aventuras mientras lees o intentar transmitir sensaciones con lo que escribes.

Orgullo fan

Orgullo fan

No es la primera vez que hablo de esto, ya en este artículo hablaba del día del orgullo friki.

Pero me parece que estamos enfocando mal el problema.

No se trata enorgullecerse por ser diferente, por tener hobbies que se salen de lo habitual. Por ser una minoría. Por ser «rarito».

Se trata de sacar pecho por las cosas buenas que hacemos. Ejemplos:

  • Varios torneos han conseguido contribuciones económicas para causas benéficas. El GT de Talavera ha recaudado fondos para damnificados por la dana, y también para una asociación de animales. También Mina, que organiza los torneos de Goblin Trader Norte, anualmente dona la recaudación de un torneo a un centro canino. Durante la pandemia, en el streaming de La voz de Horus, se recaudó muchísimo dinero, incluso sé de una persona a la que conozco bien que donó mil eurazos.
  • Mucha gente ha encontrado en el hobby una salida a sus problemas. Hay quien cae en la droga, en la autolesión, en un pozo sin fondo. Yo conozco gente que lo ha pasado o está pasando muy mal. Y conozco más de uno que gracias al hobby ha conseguido salir a flote, agarrarse a algo bueno que tiene en la vida, no sentirse solo, encontrar una motivación que había perdido. Volver a leer. Volver a jugar. Volver a divertirse.
  • Hay gente que se gana la vida con esto: creando contenido en forma de podcast o blogs, pintando miniaturas, educando… Me viene a la memoria el profesor, del que hemos hablado en alguna ocasión en La voz de Horus, que imparte clases de Warhammer en extraescolares.

Somos una gran comunidad. Somos buena gente, en general. Tenemos muchos motivos para estar orgullosos pero, sobre todo, no tenemos ningún motivo para avergonzarnos por disfrutar con nuestros hobbies. Ya sea pintar muñecos, jugar con ellos, coleccionarlos, leer/coleccionar cómics, películas o novelas, hacer puzzles, cosplay, videojuegos, juegos de rol, juegos de mesa, o coleccionar merchandising de nuestros productos favoritos.

Conclusión

No me enrollo más, creo que el mensaje está claro.

Cabeza alta. A palabras necias, oídos sordos. Sigamos divirtiéndonos de forma sana, compartiendo nuestra alegría con quien lo necesita o con quien nos haga felices, ejercitando nuestras mentes y nuestros corazones. Como decía el anuncio ése de Campofrío, que nada ni nadie nos quite nuestra forma de disfrutar de la vida.

Igual estoy viejo para esto, pero seguiré alimentando a mi niño interior hasta que me muera. Y al que no le guste, que le den.

P.D.: os deseo que paséis felices fiestas y que, en la medida de lo posible, encontréis tiempo para disfrutar con vuestros hobbies.

5 comentarios en “Orgullo fan”

  1. Es que es flipante como se ha normalizado que 80000 tíos vayan a un estadio de fútbol a insultar a futbolistas y árbitros pero que estés en tu casa tranquilo y colecciones moñecos es el mal encarnado. De verdad, mira que se está avanzando, pero es que siempre trae el fantasma del rol relacionado con asesinos y me pone de mala ostia, para que negarlo

  2. Pues estoy de acuerdo contigo, Brotor. El problema es la incomprensión (y un cierto punto de superioridad moral) que muestra este tipo de personas hacia los demás.
    Yo creo que toda aquella actividad que te reporte bienestar y no haga daño a nadie (ni a uno mismo) es buena. La vida, en general, tiene momentos difíciles o incluso muy duros. Toda aquella persona que leyendo un libro o un cómic, dibujando, jugando con su grupo … en definitiva, haciendo algo que le satisfaga, entretenga y, por qué no, llene, pues creo que es afortunada. No hace daño a nadie y se equilibra con la vida. Otras personas recurren a otros entretenimientos que, por más comunes o más normalizados socialmente, no dejan de cumplir la misma función (y, a veces, no son tan sanos).
    En definitiva, pasadlo bien con lo que os guste y no hagáis mucho (ningún) caso a lo que diga la gente. Por mi parte, voy a seguir pintando al Ultramarine en armadura MK III que he dejado a medias.
    Saludos

    1. Completamente de acuerdo, hay ocupaciones que la sociedad ha normalizado y que acaban siendo bastante más nocivas que todos estos hobbies.

      Hay un sinfín de estudios que hablan sobre las ventajas para la mente de tener cosas que nos ayuden a sacar la cabeza de las movidas del día a día. Es cierto que el abuso es perjudicial, pero como de cualquier otra cosa.

      ¡Un saludo!

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